Muchas gracias, Natalia. En la referencia a Amadeo sobre la ubicación de la noticia sí me refería a laidea de relevancia.
Respecto a Schiller, aquí en Uruguay no han llegado ediciones en español que yo sepa. En Argentina sé que hay. Transcribo a continuación un fragmento de su texto "La conciencia empaquetada" (1982, Editor Patrice Greanville) de traducción propia, acerca del mito de la neutralidad de los medios:
"El Mito de la Neutralidad
Para que la manipulación sea más efectiva, no debería existir evidencia de su presencia. Cuando los manipulados creen que las cosas son como son de forma natural e inevitable, la manipulación es exitosa. En suma, la manipulación requiere una realidad falsa que es una negación continua de su existencia.
Es esencial entonces, que la gente que es constantemente manipulada crea en la neutralidad de sus instituciones sociales clave. Ellos deben creer que el gobierno, los medios masivos, la educación y la ciencia están más allá del enfrentamiento de los intereses sociales conflictivos. El gobierno, en particular el gobierno nacional, es la pieza central del mito de la neutralidad.
Este mito presupone la creencia en la integridad básica y en la imparcialidad del gobierno en general, o de sus partes constitutivas – el Congreso, el Poder Judicial, y la Presidencia. La corrupción, la mentira y la falta de honestidad, cuando suceden, cada tanto, son vistas como el resultado de la debilidad humana, como la manifestación de aberraciones que no niegan la salud esencial del sistema.
La Presidencia, por ejemplo, está más allá del alcance de los intereses particulares según esta mitología (accidentalmente debilitada por las revelaciones de Watergate). El primer y más extremo uso manipulativo de la presidencia, en consecuencia, es enunciar la imparcialidad de la administración, y aparentar que se aparta de los intereses de clase y de los clamores de conflicto. En las elecciones de 1972, el candidato republicano hizo su campaña bajo los auspicios y slogans del Comité para la Reelección del Presidente, y no propiamente como Richard Nixon.
La dirección ejecutiva, aunque es el más importante, es uno de los muchos departamentos gubernamentales que buscan presentarse a sí mismos como agentes neutrales, abrazando solo objetivos de bienestar general, y sirviendo a todos imparcial y desinteresadamente. Por medio siglo todos los Medios se unieron a propagar el mito del FBI como una agencia apolítica y altamente efectiva de reforzamiento de la ley. De hecho, como las audiencias del Congreso confirmaron, el Bureau ha sido usado continuamente para intimidar y coaccionar a las críticas sociales y es en sí mismo un enorme infractor de la ley.
POR SUPUESTO, LOS MEDIOS MASIVOS, también, se supone que son neutrales y, de acuerdo con algunos observadores, están en una posición adversa a los poderes. Desviaciones inequitativas en el reporte de noticias son admitidas pero, la prensa nos asegura que ellas son el resultado del error humano y no pueden ser interpretadas como imperfecciones en las instituciones básicamente sanas dedicadas a la diseminación de información. Que los medios (prensa, periódicos, radio y TV) son casi sin excepción empresas de negocios, que reciben sus ingresos de ventas comerciales de tiempo y espacio y que comparten la ideología de los negocios dominantes de sus propietarios no es reconocido como un problema mayor por aquellos que defienden la objetividad y la integridad de los servicios de información. Irónicamente- pero con bastante lógica si se considera la forma en que observan las cosas del revés- favorecidos por el ala de derecha, en los años de Nixon los medios cayeron visiblemente bajo crítica y fueron repetidamente cuestionados en su patriotismo, “sentido de la responsabilidad”, etc., pero solo porque ellos no se inclinaron lo suficiente hacia la derecha.
La ciencia, que más que cualquier otra actividad intelectual ha sido integrada en la economía empresarial, continúa también insistiendo en su neutralidad libre de valores. Evitando considerar las implicancias de sus fuentes de financiamiento, las tendencias de sus investigaciones, las aplicaciones de sus teorías (basta con considerar la idea de DNA aplicada a obtener beneficios, recientemente sancionada por la Suprema Corte), y el carácter de los paradigmas que crea, la ciencia promueve la noción de su independencia respecto de las fuerzas sociales que afectan todas las demás actividades en curso de la nación.
El sistema de escolarización, desde el nivel básico hasta el universitario, está también, según los manipuladores, desprovisto de propósitos ideológicos deliberados. Aún así, el producto debe reflejar la enseñanza: es asombrosa la alta proporción de graduados que se mantiene en cada nivel, a pesar del alboroto acerca de la contracultura y los “radicales en el campus”, creyendo y aplicando la ética competitiva de las empresas de negocios. ¿O es acaso simple realismo?
Donde quiera que se mire en la esfera social, la neutralidad y objetividad son invocadas para describir el funcionamiento de las actividades cargadas de valor y significado que dan soporte a la organización institucional. Es esencial para el mantenimiento diario del sistema de control el mito cuidadosamente alimentado de que ningún grupo especial o ningún punto de vista tiene influencia preponderante en los procesos de toma de decisiones del país. La economía convencional, por ejemplo, ha sostenido por largo tiempo que todos los agentes entran al mercado siendo más o menos iguales como compradores y vendedores, trabajadores y empleadores, y toman sus oportunidades en una arena no controlada de elección de opciones independientes (está actualmente en preparación un artículo sobre este tema). La manipulación en los mercados económicos es una aberración que todos detestan y hacen lo posible para eliminar, usualmente no teniéndola en cuenta, como la mayoría de los estudiantes que toman un curso introductorio puede atestiguar. (Naturalmente, el poder, que determina tanto las relaciones económicas como los salarios, precios, términos de intercambio entre naciones pobres y ricas, nunca es aceptado como relevante por los puristas económicos).
Similarmente, en el mercado de las ideas, los manipuladores insisten en que no hay ideología que opere como mecanismo de control. Solo hay un espectro de información – conocimiento – sostienen, del que los científicos neutrales, los maestros, los oficiales del gobierno o los individuos toman y eligen sus partes más útiles del patrón de verdad que él o ella intenta construir. Daniel Bell, al comienzo de una de las más espectaculares décadas de conflicto social y control manipulativo en la historia de USA, publicó un libro proclamando el “final de la ideología”.