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La dimensión cultural del framing

Ámbito esencial en el que se plasma el Framing, la dimensión cultural refiere a una comprensión amplia de los encuadres, dado que ellos condensan y convocan un vasto mundo de significados que trasciende los textos y que hace pie en ellos.

La cultura es entendida como un conjunto organizado de creencias, mitos, estereotipos, normas, valores compartidos en la memoria colectiva de un grupo o sociedad. Justamente porque es comprendida como la base primaria de la constitución del conocimiento, el sentido y la comprensión del mundo exterior (Hall, 1997), es posible identificar en ella una colección compartida de frames que permite establecer ese vínculo entre producción y recepción de noticias. Desde este punto de vista, el framing refiere, de un lado, a los modos en los cuales los periodistas moldean la información con un encuadre familiar de referencia y de acuerdo a alguna estructura latente de sentido y, por el otro lado, a la audiencia que adopta esos encuadres e interpreta el mundo de formas similares a como lo ven los periodistas (Tuchman, 1983). Por lo tanto, los frames no pueden ser comprendidos fuera de la cultura en la cual se desarrollan.

Si los encuadres se forman a partir de la interacción entre quienes elaboran las noticias y aquellos que las reciben, tal coherencia no podría tener lugar fuera de una comunidad de valores a la que ambos pertenecen. La forma de presentar e interpretar los temas en las noticias estará de acuerdo con determinados valores (Scheufele y Tewksbury, 2007), es decir, con las “ideas subyacentes compartidas por los miembros de la sociedad en la que se encuentra el medio” (Amadeo, 2008, p. 244). La cultura política de una comunidad es fundamental para que un encuadre pugne con otros y busque instalarse, en tanto determina su pertinencia y su persistencia[1] (Entman, 2003). Reinstalar la relación entre marcos y cultura nos permite definir el framing como un “puente entre la cognición y la cultura” (van Gorp, 2007, p. 60).

La dimensión cultural del fenómeno se relaciona con el fuerte rasgo constructivista que caracteriza al Framing. Según esta mirada, los frames son vistos como paquetes de recursos simbólicos o “cajas de herramientas” para la interpretación de los asuntos públicos (D’Angelo, 2002). En consecuencia, circulan en el mundo social diferentes construcciones simbólicas que compiten entre sí y que orientan las percepciones de los individuos ayudándolas a dotar de un determinado sentido a los hechos y acontecimientos (Gamson, 1992; Gamson & Modigliani, 1989).

Las interpretaciones y los juicios que las personas hacen sobre la realidad social no solo se componen de imágenes y significados presentes en las representaciones simbólicas transferidas por los medios de comunicación. En el proceso intervienen también otros factores como las experiencias personales, las conversaciones con otros individuos, las identificaciones culturales previas o la memoria social compartida del colectivo de pertenencia.

En esa línea, Reese (2001) considera a los frames como socialmente compartidos, reforzando el énfasis en el aspecto cultural. Puesto que parte de su potencia como elementos comunicables y significativos reside que sean compartidos, la pregunta por el grado en que esto ocurre resulta fundamental para conocer el tipo de frames que promueven los textos de los medios y cuál es su alcance. En este sentido, la aceptación y generalización de un encuadre mediático depende de la interacción entre los conocimientos de la audiencia y los textos para producir un “sentido negociado” (Reese, 2001).



[1] Esta idea de Entman la retomamos más adelante, cuando trabajemos el "Modelo de Activación en Cascada”