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El encuadre de los emisores

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En la etapa de elaboración y tratamiento de las noticias, la teoría del Encuadre se ocupa de analizar la manera en que los periodistas presentan la información, desde una concepción sociologista. Lo cierto es que estos no son autómatas que se aíslan del contexto de su producción, sino que su labor se inserta en un proceso de elaboración del sentido. Tal como lo señala Brüggemann (2014, citado por Koziner, 2016):

Mediante una serie de operaciones que involucran la búsqueda, interpretación, jerarquización y publicación de la información, los periodistas construyen los acontecimientos noticiosos que plasman en sus coberturas y que dialogan de distintos modos con los esquemas perceptivos de los públicos receptores de las noticias. En definitiva, ejercer el periodismo es elaborar interpretaciones del mundo.

Además de valores subjetivos que se plasman en los mensajes que producen los periodistas, nos interesa remarcar los condicionantes institucionales a la hora de decidir cómo encuadrar un tema, ya que estos responderán a los intereses políticos y económicos del medio, así como a sus valores culturales. Por eso, cuando se analizan las rutinas periodísticas desde esta corriente se suelen tomar en cuenta los rasgos individuales —criterios profesionales e intereses personales—, pero también los intereses y criterios de las instituciones en las que trabajan, que condicionan aun más los valores que surjan en la información que elaboren. 

Estos criterios, individuales, institucionales y también culturales, evidencian un fundamento ideológico cuyas huellas quedan expresadas en aquello que aparece como relevante en una noticia, tanto lo que se selecciona como lo que se omite. Con el término “relevancia” nos referimos a la visibilidad y el recuerdo de la información.

Para lograr esto, los medios cuentan con la ubicación de la noticia —arriba a la derecha, en página impar—, mayor tamaño, la disposición de la información con respecto a otras o una mayor frecuencia de cobertura del tema (Amadeo, 2008, p. 195).

Reese (2001) plantea que ignorar los esquemas que dejan su rastro en los encuadres de las noticias “es fiarse del texto informativo y ser engañado por el contenido manifiesto” (p. 13). ¿A qué se refiere Reese con este señalamiento? A que no debemos remitirnos solo a analizar lo que aparece abierta y explícitamente en los textos, sino que los encuadres subyacentes en los mensajes son el producto de los propios encuadres que actúan como esquemas de percepción e interpretación en los emisores de esos mensajes a la hora de producir información.

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Para reflexionar

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Cuando hablamos de los encuadres de los emisores no nos referimos solamente a los mensajes de los medios masivos. Veremos por qué.

Si formamos parte de la oficina de prensa de una universidad pública seguramente no estaremos atravesados por los mismos encuadres que si trabajamos en el marco de una institución educativa privada, es decir, nuestros valores personales y los condicionantes institucionales serán otros.

De la misma forma, si estamos a cargo de la información que difunde un organismo del Estado también estaremos marcados por determinadas pautas que dejarán su huella en los mensajes.

Ahora bien, ¿qué ocurre en el terreno específico de los medios? ¿En qué se diferenciarán quienes pertenecen a un medio masivo de quienes integran un medio comunitario o uno alternativo?

Seguramente un aspecto importante serán los criterios que guíen a unos y otros para incluir o excluir ciertos asuntos de la realidad social y convertirlos en noticia. Porque además, las relaciones que estos dos tipos de medios establezcan con las comunidades en las que actúan serán distintas. Y ese vínculo resulta central al momento de definir qué es noticia y qué no, desde qué perspectiva se define una problemática, qué factores la causan y qué soluciones se proponen.

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