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Estudios empíricos y conclusiones

Los estudios empíricos que dieron base a esta teoría consistieron en una serie de entrevistas en profundidad a muestras representativas de la población alemana, desarrolladas entre 1971 y 1972. A partir de esta herramienta, se consultó la opinión de las personas sobre 12 temas controversiales del momento, entre los que se destacaban el aborto, el alcoholismo, los castigos corporales a los niños y la prohibición del Partido Comunista, entre otros.

Los encuestados debieron responder sobre sus propias opiniones acerca de estos asuntos, sobre su percepción de las ideas mayoritarias y minoritarias al respecto, sobre la perspectivas de éxito y fracaso de esos puntos de vista en el porvenir, y sobre su propensión a expresar sus puntos de vista públicamente. 

Los hallazgos corroboraron las premisas de las cuales se partió. Es decir, los miembros de la sociedad tienden a manifestar sus puntos de vista cuando estos concuerdan con los que se perciben como mayoritarios. Asimismo, cuando sus opiniones son disonantes con las mayoritarias estas caen en un espiral del silencio que no se restringe solo al ámbito de la manifestación discursiva, sino que puede derivar en que los propios puntos de vista sufran las modificaciones necesarias como para adecuarse a las opiniones mayoritarias, de modo de evitar la sanción social del aislamiento sobre los individuos. Es decir, el proceso de espiral del silencio promueve una adaptación de la opinión individual a aquella que es percibida como mayoritaria y exitosa. 

Los resultados de la investigación evidenciaron, a su vez, que un número minoritario de personas fueron resistentes a modificar o callar sus opiniones aunque estas fueran minoritarias. En términos generales, esto se debió a que se trataba de personas con mayor nivel de instrucción y/o de información sobre algunos de los asuntos, a personas con experiencias directas sobre los temas, o bien se trató de líderes de opinión con capacidad de convencer a otras personas. Estos grupos de personas, considerados "núcleos duros", son importantes para el proceso de formación de la opinión pública porque constituyen potenciales factores de cambio del sistema. Es decir, ante nuevas coyunturas y contextos pueden desencadenar un nuevo espiral en el que esas opiniones minoritarias comiencen a ser aceptadas. Por lo tanto, el proceso de formación de opinión pública es dinámico, ya que se encuentra en permanente tensión entre sus factores de estabilidad y cambio.  

En este contexto, los medios de comunicación deben ser considerados como un factor de importancia debido a su poder potencial de crear opinión. Sin embargo, la autora advierte que la influencia mediática no puede ser analizada sin una teoría de la opinión pública de base. En resumidas palabras, es necesario identificar en los medios de comunicación un actor central del proceso de formación de la opinión pública, aunque no preponderante ni determinante del resto de los factores intervinientes.  

Para finalizar, les dejo un video realizado por estudiantes de la Universidad del Norte de Barranquilla, Colombia, que es breve e ilustrativo de esta teoría. 

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