El efecto sobre las actitudes
En la primera etapa de la agenda setting, quienes pusieron sus esfuerzos en analizar los efectos de la agenda mediática sobre la opinión pública se concentraron en entender cómo esta influencia significaba una transferencia de la importancia de los temas desde los medios hacia sus audiencias. Recordemos que a los primeros investigadores les interesaba comprobar si la hipótesis de Bernard Cohen era cierta. Cohen afirmaba que los medios quizás no son tan poderosos en decirnos cómo pensar pero sí son poderosos en instalar los temas o preocupaciones sobre los que pensar.
Pero ¿qué ocurrió a medida que los estudios en este terreno fueron avanzando? Los investigadores se encontraron con que los objetos, las personas y los temas poseen características que los describen. Veamos dos casos extremos: un niño tiene ciertas características (es menor, tiene un determinado nivel educativo, puede pertenecer a un sector social bajo o alto) que lo diferencian de un adulto (que será mayor de edad, tendrá un acceso educativo diferente, una mayor experiencia de vida, otro bagaje cultural, tendrá trabajo). Lo mismo se da con otros objetos o acontecimientos que ocurren. Lo cierto es que las coberturas que hacen los medios no solo buscan destacar un tema, objeto o persona. Sino que esos discursos mediáticos enfatizarán algunos de los aspectos de dichos objetos, a otros les prestarán menos atención y no mostrarán ningún interés por los restantes al momento de relatar sus historias.